Demolición de la plaza de toros

Se acuerda la demolición de la plaza de toros. Un relato sobre una triste noticia. Queremos ir dando alguna pincelada de nuestra historia. La noticia se recoge en el Libro «Ampuero Taurino» Agenda de un Aficionado, de Francisco Céspedes Sarabia, corría el año 1.976.

Causas inherentes a la construcción

Debido a lo ya descrito anteriormente, podemos afirmar que la consolidación del sistema estructura en las zonas afectadas ha de ser vital para la conservación y estabilidad del edificio.

La falta de unidad y criterio constructivo, junto con la baja calidad de los materiales empleados y las pobrísimas dosificaciones, causan un efecto aditivo al estado de conservación.

Debe hacerse constar igualmente las falsas maniobras efectuadas en la yuxtaposiciones al estado de conservación y arreglos ejecutados, pues han causado la ruina de una gran parte de vigas y viguetas metálicas, bien sea por corrosión o por descentramiento de los esfuerzos.

Aunque la calidad de los materiales pudiera tolerarse debido a reconsiderar la época de la primitiva construcción, si constituye agravante la posible mala ejecución de muchas de las partes edificadas y desarreglos posteriores.

Causas inherentes al mal uso y conservación

Se debe destacar en primer lugar el deterioro natural y consiguiente a los 60 años de vida del inmueble. Deterioro lógico que ha traído consigo la degradación de los materiales, aplastamiento de fábricas y morteros y el envejecimiento natural de los aglomerados utilizados.

Es, sin duda alguna la falta de reparaciones periódicas o con un criterio más acertado del que hemos podido observar quiénes han contribuido de gran manera a que se acentúe la ruina física del edificio.

La falta de evacuación de aguas pluviales de los tendidos y la falta de una ventilación en las galerías interiores produce la rápida degradación de morteros y fábricas, junto a un elevado índice de corrupción de las piezas metálicas.

Todo ello unido a la falta de previsión de los recubrimientos adecuados de los perfiles metálicos, a la poca higiene y abandono interior, y a las otras circunstancias anteriormente citadas, nos presenta una imagen casi ruinosa del estado actual de dicha plaza.

El Alcalde presenta una moción sobre la conveniencia de proceder a la demolición de La Nogalera y se acuerda con carácter de urgencia la construcción de un nuevo coso taurino.

Visto el informe de los servicios del Gobierno Civil y dando cumplimiento a lo ordenado por el Excelentísimo Señor Gobernador Civil de la provincia de fecha 15 de junio de 1975, se procedió a presentar una moción por alcalde razonada por los arquitectos de los servicios técnicos e inclusive por el arquitecto del mismo Ayuntamiento, D. Luis María de quijada Calvo.

Se procedió a solicitar de nuestra primera autoridad de provincia para que previa inspección de los técnicos del servicio técnico del gobierno civil y autorizarse por este año 1975 con el fin de poder celebrar espectáculos taurinos y encierros, el “apuntalar debidamente” el inmueble con todas las garantías de seguridad. Así se efectuó y en estas circunstancias se dieron los espectáculos.

La Corporación del Ayuntamiento en Pleno acordó el demoler la antigua plaza y construir una nueva en el mismo lugar donde estaba enclavada la antigua considerando la importancia que tiene para nuestra villa tanto económica social como políticamente.

Voladura de la plaza de toros de Ampuero

Unos cuantos años de la pequeña historia de Ampuero tuvieron en la tarde de ayer un fin dinamitado. La vieja plaza de toros estaba en ruinas. Pasó en unos segundos, mediante una explosión controlada, de edificio enhiesto a escombros múltiples. 100 kilos de dinamita y 800 metros de mecha hicieron posible el derribo, efectuado a las 18:20 del día 4 de marzo de 1976.

Triste noticia

Ese mismo día 4 de marzo de 1976 en que se procedió a la voladura de la plaza de toros de La Nogalera por la mañana alrededor de las 13 horas me crucé con Leopoldo de la Peña Arias “Poldin” que iba acompañado de unos amigos sacando ese gran espíritu y cariño que tenía por todas las cosas que afectaban a su pueblo Ampuero y de los que hacía raro me dijo mira lo que vas a hacer porque Ampuero se va a quedar sin plaza de toros y toda la responsabilidad va a caer sobre ti prepárate para oír las críticas y lo que llegue.

Le di ánimo y le dije que los pueblos son capaces de hacer las cosas más inverosímiles cuando se unen y que tuviera confianza que en este caso concreto el pueblo de Ampuero va a responder, cuando yo había apretado el dispositivo detonador y la plaza se vino abajo me comunicaban el fallecimiento repentino de mi entrañable amigo “Poldin”.

Es una anécdota triste pero tenía que contarlo me hubiera gustado mucho más que él hubiera vivido la reacción del pueblo ante esta obra y seguro que se hubiera enorgullecido  como magnífico Ampuerense que era.

Extraído del Libro «Ampuero Taurino» Agenda de un Aficionado, de Francisco Céspedes Sarabia.